No hay color
en la mañana,
no puede haberlo
cuando las luces
se apagan,
no puedes verlo
y aunque lo hagas
no servirá de nada
pues las sombras
persiguen tu alma,
Una y otra vez
escapas por la ventana
a la que nunca
debiste volver,
una y otra vez
su corazón sufre,
pues su alma
no puede entender.
Deja que la luz se apague
deja que muera la flor,
deja
que la ventana
quede tapiada
para matar el dolor,
y así mitigar su pena
de noches en vela
de dolor
y de ansiedad plena,
deja
que la verdad te atrape
y las sombras escapen
si acaso te queda
un resquicio
de amor por ella.
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