EL TREN
El viento acariciaba mi pelo...
Lo hacía
de forma suave
suave
suave...
casi no notaba
el traqueteo del viaje,
quizás fuera la absenta
o el humo de la chimenea
al quemar el carbón
lo que creaban
en mí
esta desazón,
quizás fui yo
quién no hizo
lo bastante
para recuperarte,
quizás ahora
ya era tarde
muy tarde
demasiado tarde,
quizás ahora
no estuviera yendo
a ninguna parte.
El viento acariciaba
mi pelo
de forma suave
y un escozor
inundó mis ojos
que se tornaron
rojos...
Rojos,
rojos
como el polvo arenoso
de este desierto
en que me encuentro,
como el vaivén incierto
de estos años
de sufrimiento,
años de
tormento
lamento
desconsuelo
y maltrato,
abusos
sin apenas
arrepentimiento,
años de exceso
errores
fiestas y opio,
como cada estación
que pisé
para no volver
pues no te encontré
en ningún andén...
Desde aquella tarde
que te fuiste
sin avisarme,
cansada ya
de esperarme,
cansada
de tantas noches
y noches en vela
sin nadie
durmiendo a tu vera,
desconsolada
por no encontrar en mí
la persona
que te quisiera.
El viento
ha dejado de soplar,
ya no acaricia
mi pelo
ya no siento
el traqueteo
del viaje.
Ahora sé
que este tren
se detendrá,
que ya, no
se moverá,
que ésta será
su última estación
y que mi corazón
aquí yacerá
pues nunca más
tu amor tendrá.
JCristóbal Pintor
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