Ahora cierro un libro...
tus palabras ayer
me llegaron hondo,
el dolor seguirá conmigo
mas ella no,
pues ya no quiero
que me acompañe.
Dices, que de mi vida
nunca desaparecerá,
ni tampoco yo de la de ella,
por más que esto así sea,
he de desprenderme de ella,
nadar libre hacia mi orilla
y ella a la orilla opuesta...
cerrar para siempre una historia
que hace tiempo que murió,
empezar la mía propia,
dejarme ya de tanto dolor...
Hoy escribo para tí
mi dulce aliento,
para agradecer...
la fuerza que me das
cuando...
sin fuerzas me siento.
No quiero que llores...
dulce hija de Dolores.
Cristóbal Pintor.
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